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Dicen que la paciencia es una virtud y Mauricio Giovanini, además de esa, tiene la virtud de la constancia y la voluntad. Esas con las que se ha hecho poco a poco un hueco en el firmamento gastronómico desde que saliera de su Argentina natal hace doce años. Dejaba atrás entonces muchos años de trabajo pero no tantos entre fogones. El mismo se define como un “caso raro”.
Estudió Derecho y hasta ha trabajado como relaciones públicas en una discoteca, pero se cansó de la noche y se lanzó por su cuenta. Fue entonces cuando nació el Messina argentino. Sin embargo, el corralito apenas lo dejó crecer. No se rindió. Nunca lo hace. Así que al poco tiempo le salió un trabajo en España y no lo pensó.
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